domingo, 31 de mayo de 2020

PENTECOSTÉS

(No es una tarea para nuestro cuaderno pero sí para nuestra persona)

Hoy, día de Pentecostés, finaliza la Pascua, 50 días han pasado desde la Resurrección de Jesús. Hoy el protagonista es "esa persona", de la Santísima Trinidad, que quizás menos conozcamos: el ESPÍRITU SANTO.



           El Espíritu, regalo del Padre, lo envuelve todo, lo invade todo para que no triunfe el desánimo, la indiferencia o la falta de coraje en aquello que hemos de llevar adelante.
           El Espíritu está por todos lados -como las palomas del dibujo-. Estamos en la mejor de las compañías. Así es el Espíritu, con su suavidad, entra en nuestra escena cotidiana, anima nuestras vidas.


¡Ven, Espíritu Santo, transforma nuestros corazones con el fuego de tu Amor!

          Cuando nuestro corazón está «cerrado», nuestros ojos no ven, nuestros oídos no oyen. Vivimos desconectados, en nuestra vida no hay compasión. No sabemos sentir el sufrimiento de los demás. 
          Sólo cuando nuestro corazón se "abre", empezamos a ver con qué ternura y compasión mira Dios a las personas. Sólo entonces escuchamos lo que nos dice Jesús:         «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo».

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